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domingo, 26 de agosto de 2012

Premonición


Todos están felices por este viaje, un viaje largo dicen que hay muy pocos accidentes de avión, pero yo les digo que no vayamos de viaje, que nos quedemos aquí, en Inglaterra, pero ellos no ceden, así que les digo que tengo miedo del avión, pero ellos no hacen caso. Sé que ese viaje tiene ida, pero no vuelta, desde pequeño tengo premociones del futuro y sé lo que va a pasar antes de que pase, y lo peor, es que nunca me equivoco.
Hace un par de días tuve una premonición del viaje. La premonición era así:

Todos iríamos felices en el avión y llegaríamos intactos a Brasil, pero ahí acaba lo bueno, al llegar, nadie nos recibía pues todos estaban muertos, nadie quedaba con vida, todos había sido devorados por unos caníbales  incontrolables, unos caníbales mutados. En mi premonición al llegar y no ser recibidos íbamos rápidamente al hotel. Al entrar no había absolutamente nadie, pero la pija de mi hermana insistió en entrar pues según ella “O sea, seguro que están en algún concierto súper mega guay del paraguay”. Mi madre cedió rápidamente y los tres nos recorrimos medio hotel hasta llegar a la cocina, donde vimos a una persona pasar rápidamente. Mi hermana, si pensarlo dos veces abrió la puerta de la cocina y entró…
Nada mas dar un paso, una mujer sin ropa, con la piel llena de moratones y babeando sangre se lanzo sobre ella con una enorme hacha. Mi madre y yo gritamos, pero no podíamos hacer nada, estábamos paralizados. Aquella mujer cogió a mi hermana por sus largos rizos dorados y le dio unos cuantos cabezazos contra el suelo hasta dejarla medio inconsciente y sin poder moverse, oportunidad que aprovechó para clavar el hacha en el cuello y rajar hasta la cintura. Mi madre y yo caíamos al suelo inconsciente mientras la mujer abría en canal a mi hermana y le sacaba los órganos para metérselo en su boca, que con un gran chillido se agrandó hasta que la mandíbula le llego al pecho. Al terminar de comerse a mi hermana se tiraba encima de mi madre, y clavándole los dedos en los ojos, con una fuerza sobrehumana, le arrancaba la cabeza del cuerpo, y con el hacha la troceaba hasta quedar trozos pequeños como peces que no tardó en comer.
Y al final, cuando llego a mí, simplemente mordió por todo mi cuerpo, pero yo no moría hasta metía la mano por mi boca y me arrancaba la lengua.

Sé que no voy a poder hacer nada para que mi premonición no se cumpla, así que, la noche antes del viaje, cuando mi madre y mi hermana duermen, cojo un cuchillo, y sigilosamente les rajo el cuello, un corte limpio que las mata al instante sin ser escuchadas. Después, con un golpe certero, me atravieso el cuello con el cuchillo y dejo que la vida poco a poco se desprenda de mi.



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