Todos están felices por este viaje, un
viaje largo dicen que hay muy pocos accidentes de avión, pero yo les digo que
no vayamos de viaje, que nos quedemos aquí, en Inglaterra, pero ellos no ceden,
así que les digo que tengo miedo del avión, pero ellos no hacen caso. Sé que
ese viaje tiene ida, pero no vuelta, desde pequeño tengo premociones del futuro
y sé lo que va a pasar antes de que pase, y lo peor, es que nunca me equivoco.
Hace un par de días tuve una
premonición del viaje. La premonición era así:
Todos iríamos felices en el avión y llegaríamos
intactos a Brasil, pero ahí acaba lo bueno, al llegar, nadie nos recibía pues
todos estaban muertos, nadie quedaba con vida, todos había sido devorados por
unos caníbales incontrolables, unos caníbales
mutados. En mi premonición al llegar y no ser recibidos íbamos rápidamente al
hotel. Al entrar no había absolutamente nadie, pero la pija de mi hermana insistió
en entrar pues según ella “O sea, seguro que están en algún concierto súper
mega guay del paraguay”. Mi madre cedió rápidamente y los tres nos recorrimos
medio hotel hasta llegar a la cocina, donde vimos a una persona pasar rápidamente.
Mi hermana, si pensarlo dos veces abrió la puerta de la cocina y entró…
Nada mas dar un paso, una mujer sin
ropa, con la piel llena de moratones y babeando sangre se lanzo sobre ella con una
enorme hacha. Mi madre y yo gritamos, pero no podíamos hacer nada, estábamos paralizados.
Aquella mujer cogió a mi hermana por sus largos rizos dorados y le dio unos
cuantos cabezazos contra el suelo hasta dejarla medio inconsciente y sin poder
moverse, oportunidad que aprovechó para clavar el hacha en el cuello y rajar
hasta la cintura. Mi madre y yo caíamos al suelo inconsciente mientras la mujer
abría en canal a mi hermana y le sacaba los órganos para metérselo en su boca,
que con un gran chillido se agrandó hasta que la mandíbula le llego al pecho.
Al terminar de comerse a mi hermana se tiraba encima de mi madre, y clavándole los
dedos en los ojos, con una fuerza sobrehumana, le arrancaba la cabeza del
cuerpo, y con el hacha la troceaba hasta quedar trozos pequeños como peces que
no tardó en comer.
Y al final, cuando llego a mí,
simplemente mordió por todo mi cuerpo, pero yo no moría hasta metía la mano por
mi boca y me arrancaba la lengua.
Sé que no voy a poder hacer nada para
que mi premonición no se cumpla, así que, la noche antes del viaje, cuando mi
madre y mi hermana duermen, cojo un cuchillo, y sigilosamente les rajo el
cuello, un corte limpio que las mata al instante sin ser escuchadas. Después,
con un golpe certero, me atravieso el cuello con el cuchillo y dejo que la vida
poco a poco se desprenda de mi.
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